Por: Gerardo Gómez
gealgomez@hotmail.com
A veces es asombroso el parecido que tiene la realidad con las más fantasiosas películas de los autores gringos. Me voy a referir particularmente a dos producciones que rompieron record de taquilla hace apenas unos años; ellas son las premiadas Matrix y Terminator, películas que de solo nombrarlas, nos ubican en su ingeniosa trama, y muchos sonreímos al pensar en la infinita creatividad y fantasía de la mente de sus autores; sin darnos cuenta que pareciera existir algún vaso comunicante entre Hollywood y El Pentágono, porque lo que nos describían esas producciones cinematográficas está sucediendo en este momento en el medio oriente.
¿Les parece exagerado lo que digo?. Se los voy a demostrar.
Matrix
En este momento los medios de comunicación del imperialismo tienen a todo el mundo viviendo en una realidad virtual en la cual nos hacen ver que ellos representan una sociedad libre y democrática mientras engendran las cosas más horribles en la vida real.
Por ejemplo, hicieron correr la noticia de que Gaddafi estaba bombardeando a indefensos manifestantes con su aviación, causando centenares de muertos en la capital de Libia; incluso, mostraron a algunos pilotos que supuestamente se habían asilado para no cumplir con la orden del “asesino”. Pero un mes después, todavía ninguno de los reporteros que ha estado en Trípoli ha podido conseguir la calle o plaza donde sucedió tan abominable hecho. La explicación que dan los medios que regaron la noticia, empezando por el canal de Qatar Al jazzera es que Gaddafi recogió los muertos y mandó a tapar los huecos de las bombas, como si fuera tan fácil engañar a experimentados observadores internacionales. Además, ningún ciudadano libio, a pesar de tener el mayor nivel de vida de África, donde proliferan los teléfonos celulares y las videocámaras pudo retratar o filmar algo del abominable hecho.
Sin embargo, hoy en día llueven las bombas sobre las zonas residenciales de Trípoli y ya se cuentan más de cien muertos por las “humanitarias” bombas imperiales; los supuestos rebeldes avanzan hacia la capital amparados por las “bombas inteligentes” del imperialismo. Y ya firmaron un entendimiento con Qatar (¡que casualidad!) para que les sirva de intermediario en la exportación del petróleo que pertenece al pueblo libio, hacia los países Europeos.
Terminator
En Irak y Afganistán se está desarrollando esta película con actores de la vida real, que mueren de verdad, y no con heridas de salsa de tomate o con truculentos efectos especiales.
La batalla entre el hombre y la máquina es, desgraciadamente, una realidad, donde mueren más de un millón de iraquíes victimas de bombas robóticas y miles de afganos, acribillados por aviones no tripulados (drones) que permanentemente vigilan los cielos de estos países buscando los rastros de calor de los cuerpos humanos, para descargarles sus mortíferas cargas.
Pero al igual que en la película, los humanos están derrotando a las máquinas y expulsando al imperio terminator de los países islámicos, donde seres humanos con poderosas convicciones son capaces de inmolarse diariamente con el fin de destruir la maquinaria asesina y a quienes desde remotos países la dirigen, amparados en la cobardía que se desarrolla con la más grosera impunidad.
El imperio contraataca, pero el ser humano se impondrá a las máquinas y muy pronto debemos ver la versión actualizada de aquella famosa película: La caída del imperio romano.
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