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Aquel “No lo queremos” que pronunció el pueblo caraqueño el 19 de abril de 1810 ante Juan Vicente Empáran, el máximo representante del rey español Fernando VII, terminaría de encender la llama independentista que venía planificando la elite criolla. Hace 201 años, en la mañana del Jueves Santo, el gobernador y capitán general Empáran, había sido invitado a asistir a la sesión extraordinaria del Cabildo en un escenario propicio para desconocer su autoridad: la pérdida del control militar en España, la ausencia de un rey legítimo y las pretensiones de un consejo de Regencia elegido sin consulta a las colonias.
España fue ocupada desde 1808 por las tropas francesas al mando del emperador Napoleón, quien colocó a su hermano José en el trono, tras la abdicación del rey Fernando VII, que recibió por ello una jugosa compensación.
A partir de allí el pueblo español iniciaría una guerra contra los franceses y se formarían juntas de Gobierno con un rol administrativo y de organización militar contra la ocupación.
El historiador Carlos Alfredo Marín apunta que del otro lado del mar los Cabildos americanos consideraban adoptar esta figura de Junta de Gobierno para sus provincias ante el vacío de poder monárquico.
“La idea de una Junta de Gobierno de la provincia de Caracas no era descabellada y ya se anidaba en la mente de la elite caraqueña. Lo que lograrían los mantuanos caraqueños aliados con la masa tenaz del pueblo que presionaba desde la Plaza Mayor era una revolución institucional”.
Dijo que esa revolución convertiría al Cabildo Municipal en una Junta de Gobierno con plenos poderes de autodeterminación mediante el desconocimiento de las autoridades coloniales.
En Europa, la Junta de Sevilla logró centralizar la resistencia antinapoleónica, hasta que tuvo que dispersarse cuando el ejército francés ocupó la ciudad en enero de 1810.
En este sentido, Juan Antonio Calzadilla Arreaza explica en un artículo de la revista Memorias de Venezuela que en el acta del 19 de abril de 1810, última del Cabildo y primera de la flamante Junta Suprema de Venezuela, los presentes en la histórica sesión declaran que el pueblo se halla en total orfandad por el cautiverio de Fernando Septimo y por la disolución de la Junta Central de Sevilla.
En el documento se aclara que la Regencia de Cádiz, que sustituyó la desaparecida Junta de Sevilla, “no puede ejercer ningún mando ni jurisdicción sobre estos países, porque no ha sido constituido por el voto de estos fieles habitantes, cuando ha sido ya declarados no colonos, sino partes integrantes de la Corona de España, y como tales han sido llamados al ejercicio de la soberanía interina, y a la reforma de la Constitución Nacional”.
El propio Empáran escribió en un informe dirigido a las Cortes de Cádiz (España) que los revolucionarios decían al pueblo que “España estaba perdida sin recurso, que estaban cansados de leer papeles , que no contenían sino paparruchas y mentiras para engañar al pueblo, cuya voz pretendían representar”.
Así, con el apoyo de representantes de las provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Mérida, Barcelona y Trujillo y del pueblo, se inició el camino a la independencia política de Venezuela que se sellaría, un año después, con la Declaración de la Independencia el 5 de julio de 1811.(AVN)
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