Por: Cesar González
Diputado por Portuguesa (Venezuela) a la Asamblea Nacional
lamdogsa@gmail.comPublicado por:
Fecha de publicación: 21/04/11
¡Qué gran fortuna para la Revolución Mundial, y en especial para el pueblo de Cuba contar con un nuevo Fidel: el que piensa! Todos los procesos revolucionarios necesitan ser registrados, sistematizados, comprendidos desde sus entrañas y después de pasados muchos años. Pero que lo hagan los artífices de esos procesos es algo que produce una extraordinaria admiración. La revolución cubana, a partir de las conclusiones del VI Congreso del heroico Partido Comunista Cubano, “se revoluciona”; comienza en Cuba una nueva Revolución, y Fidel es también testigo de tal hecho de trascendencia histórica.
Ahora lo hace como soldado de las ideas, produciendo teoría a partir de la síntesis que él es y con la misma intensidad que vivió cada minúscula fracción de su tiempo. Fidel es un hombre de tareas, con cabal conocimiento y reconocimiento de sus propias capacidades y limitaciones y de la “carga de su tiempo histórico”.
La Revolución Cubana es Fidel tanto como Fidel es la Revolución Cubana; el triunfo de esa revolución está en que la mayoría de los cubanos son “fideles”. ¡Qué extraordinaria circunstancia esa que hizo de un solo corazón, millones de corazones!
La nueva Revolución Cubana quitó la felicidad a quienes querían ver en la muerte física de Fidel también el fin del socialismo en Cuba. Desde ya queda sentenciado que el día en que Fidel escape a su morada física, su muerte no podrá ser celebrada por los sátrapas traidores, neo-yankis cubanos, ni por la escoria capitalista mundial así como tampoco verán el fin del Socialismo Cubano. Fidel escapó definitivamente a la muerte, terminó de hacerse infinito en cada cubano, en cada latinoamericano, africano, asiático; en cada ser humano que sea capaz de asumir su redención.
Parangonando a Fidel y siguiendo su ejemplo: ¡Como él, hagamos lo que nos corresponde “antes que el mundo se acabe”!
¡¡Viva Fidel, hombre eterno!!
Ahora lo hace como soldado de las ideas, produciendo teoría a partir de la síntesis que él es y con la misma intensidad que vivió cada minúscula fracción de su tiempo. Fidel es un hombre de tareas, con cabal conocimiento y reconocimiento de sus propias capacidades y limitaciones y de la “carga de su tiempo histórico”.
La Revolución Cubana es Fidel tanto como Fidel es la Revolución Cubana; el triunfo de esa revolución está en que la mayoría de los cubanos son “fideles”. ¡Qué extraordinaria circunstancia esa que hizo de un solo corazón, millones de corazones!
La nueva Revolución Cubana quitó la felicidad a quienes querían ver en la muerte física de Fidel también el fin del socialismo en Cuba. Desde ya queda sentenciado que el día en que Fidel escape a su morada física, su muerte no podrá ser celebrada por los sátrapas traidores, neo-yankis cubanos, ni por la escoria capitalista mundial así como tampoco verán el fin del Socialismo Cubano. Fidel escapó definitivamente a la muerte, terminó de hacerse infinito en cada cubano, en cada latinoamericano, africano, asiático; en cada ser humano que sea capaz de asumir su redención.
Parangonando a Fidel y siguiendo su ejemplo: ¡Como él, hagamos lo que nos corresponde “antes que el mundo se acabe”!
¡¡Viva Fidel, hombre eterno!!
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