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Hace 152 años estalló la Revolución social que fue traicionada por el generalato antibolivariano
El 20 de febrero de 1859 estalló la Guerra Federal. Ese día, el coronel Tirso Salaverría tomó el cuartel de armas de Coro y lanzó la proclama en la que llamaba a “todos los venezolanos” a relegar al olvido, “las distintas y odiosas denominaciones de bandos políticos”, para librar la lucha contra “el club dominador” que usurpaba el gobierno de la República
El 20 de febrero de 1859 estalló la Guerra Federal, ese día, el coronel Tirso Salaverría tomó el cuartel de armas de Coro y lanzó la proclama en la que llamaba a “todos los venezolanos” a relegar al olvido “las distintas y odiosas denominaciones de bandos políticos”, para librar la lucha contra “el club dominador” que usurpaba el gobierno de la República.
El país estaba habituado a las revueltas y a efímeras “revoluciones”, y Salaverría se hallaba a casi 500 kilómetros de Caracas. No había nada que garantizara que el alzamiento terminara con un presidente liberal en el poder. Sin embargo, dos días después, cuando desembarcó en la Vela de Coro, el general Ezequiel Zamora venía dispuesto a marchar sobre el centro del país, como en efecto lo hizo. A su paso, se sumarían al Ejército Federal miles de hombres y mujeres decididos a guerrear a muerte. Pero incluso el propio Zamora no lo percibiera de inmediato, la causa de esa gran masa humana no era la misma que los federalistas enarbolaban.
UNA GUERRA SOCIAL
El tiempo lo puso en claro: esa tropa que hacía temblar la tierra y saltar la sangre no quería un cambio de gobierno; quería un cambio de vida. Como explica el historiador Manuel Carrero, “la Guerra se convirtió en guerra social antes de comenzar”.
Esta afirmación traslada a Carrero a los años que que siguieron a la Independencia. Las élites que se quedaron con el poder, señala, “quedaron endeudadas con las reivindicaciones sociales”. Con este comentario, Carrero hace resaltar el hecho de que el pueblo que se fue a la guerra contra los españoles, esperaba más que un gobierno criollo: la gente, aspiraba a “la igualdad social, el derecho a la tierra, la justicia social. Aspiraban a que se le diera la posibilidad de estudiar a las clases desposeídas y explotadas”.
La situación no podía ser más explosiva: un grupo de generales le negaba a quienes se sacrificaron en batalla lo que sentían que se habían ganado. “Miles de exesclavos, manumisos, pardos, sectores empobrecidos, no fueron reconocidos y siguieron en situación de minusvalía, vejados y oprimidos”, apunta Carrero para explicar por qué fueron tan inestables los años que van desde 1830 hasta 1859. “Son años de pugnas entre las clases poseedoras de riqueza, y al mismo tiempo, de alzamientos en rechazo a la explotación. Hubo rebeliones de esclavos, de campesinos enguerrillados contra las clases opulentas, aunque sin un liderazgo claro”, detalla el investigador.
“A partir de los años cuarenta, cuando las crisis del mercado capitalista repercute en la economía agropecuaria, esa realidad golpeó muy duro los intereses de las oligarquías, y las disputas por el poder político originan conflictos en los sectores campesino que tenían importancia en la producción agraria. Ese proceso da origen a “las luchas campesinas y anti-esclavistas” que tienen como lideres a Ezequiel Zamora y al “Indio” Francisco José Rangel, básicamente a partir de 1846. De modo que cuando la Guerra Federal estalla en 1859, ya era una guerra social de vieja data”, remata Carrero.
GOLPE ANTIBOLIVARIANO
La división entre “liberales” y “conservadores” que signó la Guerra Federal puede hacer creer que se debió al choque de dos visiones del mundo irreconciliables, pero a la distancia del tiempo ha quedado en evidencia que esto no fue así. La Idea del poder y de la política que tenía el presidente Julián Castro no era sustancialmente distinta de la de José Gregorio Monagas, a quien derrocó en marzo de 1858, ni de la Juan Crisóstomo Falcón, comandante federalista quien al final se haría del poder.
La verdadera confrontación ideológica surgiría al fragor del combate, en la medida en que Zamora asumiera la democracia popular como un principio de acción política y no como una consigna. En este sentido, la historiadora Morella Jiménez ratifica que “Tierras y Hombres Libres” y “Horror a la Oligarquía”, eran consignas que “recogían el propósito de la redención social que buscaban las masas del pueblo para reivindicar para sí los derechos, la tierra y la supremacía política”.
En efecto, ninguno de los jefes federales que marchaban a la conquista de Caracas tenía en mente destruir o desplazar del poder a la oligarquía. Si hacían uso de la palabra era para identificar a sus adversarios como enemigos del pueblo”. Pero cuando Zamora liberaba una población, le daba a la gente la posibilidad de elegir y nombrar la autoridad local, algo que nunca había ocurrido en 400 años y que además estaba negado por la constitución, que exlcuía del voto a los no propietatrios, a las mujeres, a los analfabetos.
Pero como acota la profesora Jiménez, las clases desposeídas jamás iban a tener preeminencia política. “Las aspiraciones de los desposeídos quedaron sin cumplirse, y lo más que se alcanzó fue la formulación de leyes: una nueva constitución federal -en 1864- que no pudo entrar en vigencia”.
Por eso, enfatiza, el asesinato de Zamora le dio un giro a la historia venezolana, pues “su muerte significó la dispersión del Ejército federalista y una atomización del impacto social del movimiento”.
En efecto, señala Jiménez, que se firmó el tratado de Coche en 1863 para terminar el coflicto, “se consagró el triunfo nominal de la Federación, pero en la práctica este principio político nunca pasó de ser una ficción. Falcón distribuyó los frutos de la victoria entre él y sus compañeros más allegados, sin cumplir en absoluto con los principios defendidos por Zamora”.
Ese tratado, con el que Paéz y Falcón se repartieron el poder, “puso término a las reivindicaciones políticas y sociales de las masas populares en la segunda mitad del siglo XIX”. A esto, el profesor Néstor Rivero le añade una sentencia lapidaria, para él, la manera en que concluyó la Guerra Federal, “fue el triunfo del generalato antibolivariano, que consolidó una orden de castas que controlaba le gobierno y las riquezas”.
PROCLAMA DEL CORONEL TIRSO SALAVERRÍA EL 21 DE FEBRERO DE 1859, JEFE PROVISIONAL DE LA PLAZA DE CORO Y DE LAS TROPAS FEDERALISTAS DE LA PROVINCIA
¡Corianos! ¡Compatriotas!: La revolución de marzo ha sido inicuamente falseada. Atraídos por los encantos de su programa fascinador, concurrieron a consumarla todos los venezolanos; y su triunfo no ha producido otros gajes que el entronizamiento de una minoría siempre retrógrada, siempre impotente en su caída, siempre ávida de satisfacer innobles venganzas. Aceptáronla de buena fe los mismos que, fieles a sus compromisos, sostuvieron el poder recientemente derrumbado; y con criminal violación de las protestas de echar al olvido lo pasado, se les persigue sin causa, y sin fórmula de juicio se les condena a una proscripción indefinida; sin que haya bastado a dar treguas a este abuso la voz de la nación que de todos los ángulos se alzara reclamando la amnistía.
Proclaman la libertad en las elecciones; y nunca las elecciones se han verificado más a expensas de la libertad del pueblo. Invócase como el garante más seguro de la soberanía popular el voto universal en las mismas elecciones; y lo que hemos visto ha sido el escarnio del voto universal, otorgando ese derecho a la fuerza armada sometida a la voluntad de jefes establecidos ad hoc, para llenar los designios proditorios de un club dominador.
Bajo esa tutela depresiva tuvieron lugar las elecciones para la Convención Nacional. ¿Y cuál había de ser el resultado? Otra vez la centralización del poder contra el querer de los pueblos paladinamente manifestado; otra vez el dejar sometida la suerte del país a la voluntad de un hombre y su partido; otra vez el abrir anchuroso campo para perpetuarse en el poder público, uno con algunos, con ultraje de los principios preconizados en esta misma Carta central.
Por fin los abusos consecuentes a tan funesto orden de cosas; por fin las escandalosas infidencias del Jefe provisional del Estado, tantas veces falaz y perjuro cuantas bajo la religión del juramento ha protestado desprendimiento, abnegación y patriotismo; por fin las injusticias y arbitrariedades de sus agentes en las provincias, siempre garantizados con la impunidad, han rebosado la copa de nuestra indignación y roto los diques del sufrimiento para realizar un pensamiento ídolo de nuestro corazón, y que la prudencia nos había obligado hasta ahora a mantener en el terreno de la opinión. Este pensamiento mágico, regenerador; ese símbolo de fe política de todos los venezolanos; ese refugio salvador, único que el cielo nos depara en la deshecha tormenta que las pasiones azuzadas por los desmanes de un poder arbitrario han descargado sobre nosotros, es la reorganización de Venezuela en República eminentemente Federal.
¡Compatriotas! Mi corazón abunda en sentimientos de júbilo que mi débil voz puede apenas explicar. Sin derramarse ni una sola gota de sangre, sin vejámenes ni tropelías de ningún género, sin que nadie pueda lamentar una injuria que de palabra o de derecho le arrogaseis; sin más armas que vuestro valor y sin más esfuerzos que los de vuestras voces, me acompañasteis anoche en la grave empresa de desarmar la fuerza y apoderarnos de las armas con que un esbirro, remedo de gobernador del general Castro, nos oprimiera, y con que se prometía realizar el designio de su amo, de perpetuarse en el dominio del país, a despecho de la voluntad general. ¡Hazaña memorable la vuestra, compatriotas! ¡Arranque de singular patriotismo y valentía! ¡Rasgo espléndido de moderación, de orden y moralidad en medio del tumulto de una ciudad conmovida y en los momentos en que se hallaban a vuestra discreción la vida y la libertad de vuestros propios opresores! ¡Compatriotas! Por el concurso unánime de vuestras voluntades me elegisteis Jefe provisional para la empresa de la santa causa de la Federación en esta Provincia; y heme aquí a la cabeza de este honroso movimiento, resuelto con toda la abnegación del patriotismo, con toda la energía y ardor de un alma libre, con todo el noble orgullo de un militar ciudadano idólatra de su patria, dispuesto a arrostrar alegre y sereno a vuestro lado los azares de la campaña que hoy se abre a nuestros esfuerzos. ¡Feliz yo, camaradas, si como lo espero de la Divina Providencia, triunfáramos de nuestros dominadores! Feliz yo siquiera exhale a vuestro lado mi último suspiro en nombre de la libertad y la Federación de mi patria.
¡Corianos! No temáis. La Federación es el gobierno de todos. La Federación es el gobierno de los libres, y Venezuela obtendrá el lauro de la Federación. No hay un solo venezolano, con excepción del reducido club que hasta hoy nos ha dominado, cuyo corazón no lata de entusiasmo al impulso de esa voz mágica y arrobadora. La República entera está conmovida. Las localidades más importantes han dado simultáneamente el golpe que nosotros, y las demás se aprestan aceleradamente a secundarnos. La opinión nos favorece, la gente de armas nos sobra, y cuantos elementos pudiéramos necesitar están a nuestra disposición. ¡Corianos todos! No desconfiéis de nuestras protestas: no son las de aquel que infiel al gobierno que servía, ha sido más y más infiel a la nación que en mala hora le confiara sus destinos. Nuestro programa exclusivo es la Federación de Venezuela; el medio de realizarlo es la unión de todos los venezolanos; y en consecuencia las distintas y odiosas denominaciones de bandos políticos serán para siempre relegadas al olvido.
¡Viva el movimiento federalista de Coro!¡Viva la Federación de todas las Provincias de la República!¡Viva el general Juan C. Falcón, primer Jefe del movimiento federalista nacional!
Dado en el Cuartel General de Coro, a 21 de febrero de 1859.
Ezequiel Zamora
GUERRA FEDERAL
Antecedentes:
07/09/1846: Levantamiento campesino del Centro del país liderado por Ezequiel Zamora y el Indio Rangel
24/03/1854: Ley de Abolición de la esclavitud, promulgada por José Gregorio Mongas
05/03/1858: Deposición de José Tadeo Monagas por una fusión conservadora-liberal
1859: Expulsión del país de Ezequiel Zamora, Antonio Leocadio Guzmán y Juan Crisóstomo Falcón
1861/1863: Dictadura conservadora de José Antonio Páez
20/03/1859: Grito de Federación por Tirso Salaverría (inicio de la Guerra Federal en Coro)
23/02/1859: Desembarca Zamora en Coro como Jefe de Operaciones
22/04/1863:Tratado de Coche (finaliza la Guerra Federal)
Marco histórico
Después de la desintegración de la Gran Colombia se mantuvo el modelo de República, pero controlado por la oligarquía conservadora, dueña de la gran propiedad de la tierra productiva (haciendas y hatos). Por vía de las Casas Comerciales, ase aseguraban también el fruto del intercambio internacional. Seguía operando un orden de castas, tutelado desde 1826 por el generalato antibolivariano.
Dicho orden social, basado en el latifundio y el modelo de inserción al mercado internacional, dictado por el capital británico y por exportadores estadounidenses, inevitablemente iba a traducirse en conflictos y rebeliones de exesclavos, peones, artesanos y pequeños propietarios, especialmente en momentos en que los precios del café y otros ramos de exportación iban a la baja por la crisis del mercado mundial.
El cuadro de expoliación que padecía la mano de obra, y que pasó casi indemne de la Colonia a la República, estalló entre 1859 y 1863 cuando, al régimen de la gran propiedad agraria consagrado por siglos, y las rémoras del régimen esclavista se suma, tanto el descontento derivado de una grave crisis fiscal, como la política de persecuciones, cárcel y destierros, establecida por los gobiernos oligarcas de Julián Castro, Pedro Gual, Manuel Felipe Tovar y José Antonio Páez.
SIGNIFICADO
La movilización armada del pueblo venezolano tras las banderas de la Federación, es un elemento fundamental para caracterizar el proceso histórico venezolano de 1859 a 1863.
La Guerra Federal constituyó una tentativa del campesinado -al lado de sectores del artesanado urbano e intelectuales de pensamiento crítico-, por consagrar un modelo de propiedad agraria con mayor participación del peonaje y familias de ex esclavos. Planteaba también reformas políticas que incorporasen el voto directo, la abolición de la pena de muerte y el derecho de la población a la Educación, entre otros.
El asesinato de Ezequiel Zamora permitió la firma del Tratado de Coche, con lo que culminó la Federación. Se obvió la cuestión de la tierra y se sustituyeron unos nombres por otros. Es decir, se preservó el sistema contra el que insurgió el pueblo en armas.
BIBLIOGRAFÍA MÍNIMA
-Lisandro Alvarado, Historia de la Revolución Federal
-Federico Brito Figueroa, Historia económica y social de Venezuela
-F.Brito F., Tiempo de Ezequiel Zamora
-Mario Briceño Iragorry, Vida y papeles de Urdaneta el Joven
-Luis Level de Goda, Historia política y militar de Venezuela
T/ Carlos Ortiz