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El proceso de “Formación de la Información”, es complejo, delicado y que requiere de la mayor responsabilidad posible de quienes son los encargados de transmitir hechos y situación de interés colectivo.
No obstante, este proceso de “Formación de la Información”, se ha ido desvirtuando a tal punto que se ha perdido la esencia de lo que realmente busca el acto de informar a un colectivo, llegando a manipular la información para dominar a un sector de nuestra sociedad.
Por supuesto que este fenómeno, se ha afianzado en las últimas décadas con el auge desmedido de los medios de comunicación y la intervención de los intereses personales, que en gran parte lo que buscan es manipular la información, con el objeto central de dominar a las masas, al pueblo, a un grupo numeroso de la sociedad. Esto debido a la debilidad que existe en la formación en valores; este fenómeno que se ha estado creando, se denomina “Deformación de la Información”.
Dentro del mismo contexto, manipular o sesgar la información es la tendencia (real o supuesta) a presentar determinadas noticias de forma poco equilibrada, con la finalidad de atacar las emociones antes que a la reflexión, provocando medios, temores o deseos entre los receptores de la información. Otro de los objetivos de la manipulación, es mantener a las personas sumidas dentro de la ignorancia, ocultando la verdad o mostrando escenarios pocos confiables o falsos.
De igual manera, se hace presente la censura, para controlar situaciones en beneficios particulares; en este contexto, se plantea entonces, que la autocensura ocurre cuando una persona o un grupo de personas censuran, condicionan o modifican lo que realmente piensan o expresarían por miedo a consecuencias negativas. Es así, como la censura es impuesta por otra persona, mientras que la autocensura la realiza la misma persona, víctima de ella. En los medios ocurre cuando sus profesionales censuran, condicionan o modifican su propio trabajo por miedo perder fuentes informativas, amistades, privilegios, posibilidades de ascenso o, incluso, el propio puesto de trabajo.
En síntesis, los derechos sagrados de la libertad de prensa y la libertad de expresión no son absolutos. Cargan responsabilidades sociales y profesionales, en otras palabras la ética de la comunicación, presente en cada uno de los comunicadores alternativos de esta época, la ética es sinónimo de moral, es uno de los valores que toda persona debe cultivar en el desarrollo de su profesión, y de su vida en general. La esencia esta en el rescate de valores, como la responsabilidad social, el respeto a la vida privada, el respeto a la libertad en cuanto a toma de decisiones, es decir, el derecho a decidir sobre las acciones que se desea emprender, la solidaridad, el compromiso, entre muchos otros valores que se requieren para una sociedad digna, pura y sin abusos ni manipulaciones.
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